El cremallera de Montserrat celebra 20 años de sostenibilidad

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Desde su inauguración el 11 de junio de 2003, el cremallera de Montserrat se ha consolidado como el medio de transporte sostenible para acceder a la Montaña Sagrada: desde 2018 se ha logrado reducir las emisiones directas en un 78%

Esta infraestructura, junto con los Funiculares de San Juan y Santa Cova, es la mejor sistema de transporte alternativo al coche para acceder al Parque Natural

Las previsiones apuntan a que este año el Cremallera llegará a transportar a medio millar de viajeros

Hoy se ha celebrado el 20º aniversario de la puesta en funcionamiento del Cremallera de Montserrat, una de las infraestructuras más emblemáticas de nuestro país, en un acto encabezado por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès y Garcia, el consejero de Territorio, Juli Fernàndez y OLivares, el presidente de Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC), Toni Segarra y Barreto, y el Padre Abad de Montserrat, Manel Gasch.El cremallera es el único transporte totalmente sostenible que acerca a las personas visitantes a uno de los lugares más significados de Cataluña, el Parque Natural de la Montaña de Montserrat, siendo el mejor sistema de transporte alternativo al coche.


Montserrat, muy cerca

El trayecto para llegar a Montserrat permite pasar del entorno urbano de Barcelona, ​​rodeado de grandes edificios con origen en la estación de FGC de Pl. España, hasta una verticalidad muy diferente en medio de la naturaleza, rodeados también de piedra pero con las características formaciones de granito y los icónicos picos redondeados llamados ‘agujas’.

El año pasado, Montserrat acogió hasta un millón y medio de personas visitantes, de los que más de 340.000 accedieron con el Cremallera. Estos datos representan un incremento del 21,51% respecto al año anterior, lo que demuestra que se consolida la opción de un modo de transporte sostenible y fomenta la reducción del impacto medioambiental a la hora de acceder a la montaña. Los meses con mayor afluencia de personas visitantes son los meses de mayo, agosto, septiembre y octubre. Este año las previsiones apuntan a que el Cremallera llegará a transportar medio millón de viajeros, muy cerca del año récord, en 2019, cuando se transportaron hasta 700.000 personas.

El tren cremallera tiene tres estaciones e inicia el trayecto en la de Monistrol de Montserrat, estación de enlace con los trenes de la línea R5 de FGC Barcelona-Manresa, pasando a continuación por Monistrol-Vila y hasta llegar a la última estación, Montserrat-Monestir, en medio del recinto del Santuario. El cremallera recorre más de 5 kilómetros en un trayecto que dura 15 minutos y supera un desnivel de 600 metros.

Dada su proximidad con Barcelona, ​​se puede llegar a Montserrat de forma sostenible en transporte público desde la estación de FGC de Plaza de España con los billetes combinados de Tren + Cremallera, el billete TRANS Montserrat que, además de tren y cremallera, incluye el acceso al Funicular de San Juan y al mirador, al Funicular de la Santa Cueva (cuando está en servicio), la entrada al Espacio Audiovisual, y acceso directo, sin reserva previa, al Trono de la madre de Dios; y el billete TOT Montserrat, que además de las ventajas que ofrece el TRANS Montserrat incluye el metro hasta Plaça Espanya, el acceso al museo y almuerzo en el bufete de Montserrat. Todos ellos son una opción económica y verde que permiten llegar en medio del recinto del Santuario y disfrutar de un día al aire libre.

 

Historia del Cremallera de Montserrat

Los orígenes del Tren de Montserrat se remontan a finales del siglo XIX y nacen de la necesidad de mejorar el acceso al santuario para los devotos y peregrinos. Tradicionalmente se accedía a la montaña por el camino de Collbató. No es hasta la segunda mitad del siglo que se abre una vía alternativa y más rápida cuando, gracias a los Ferrocarrils del Nord, el tren llega a la estación de Monistrol-Montserrat. La apertura de esta vía facilitó un servicio de diligencias que tardaba unas tres horas y media en cubrir el recorrido.

La falta de un medio de comunicación permanente y el aumento del número de visitantes llevó al ingeniero Joaquim Carrera, un enamorado de Montserrat y de los trenes de montaña suizos, a convencer al empresario Josep M. González de que debía hacer un cremallera que uniera la estación de Monistrol y el Monasterio. Así, en 1881 lo constituye la compañía Ferrocarrils de Muntanya en Grans Pendents. El cremallera se inauguró el 6 de octubre de 1892 y en poco tiempo se convirtió en el ferrocarril más popular de Cataluña. La antigua cremallera de Montserrat hizo su último viaje en 1957, pero la ilusión de verle circular de nuevo nunca se perdió.

Este deseo, junto con el incremento de visitantes y la consiguiente congestión de vehículos en el ámbito del parque natural, propiciaron que, en los años 80, la Dirección General de Transportes de la Generalitat y Ferrocarrils llevaran a cabo diversos estudios y alternativas para resolver el problema del transporte, creando así el actual cremallera de Montserrat.

 

20 años siendo sostenibles

Desde su inauguración, el 11 de junio de 2003, el cremallera de Montserrat ya se consolidó como medio de transporte sostenible. En el transcurso de los años, se han implementado acciones que han reafirmado el compromiso de FGC con la sostenibilidad, buscando el equilibrio entre la rentabilidad económica, la inclusión social y el respeto por el medio ambiente.

La propuesta de servicios turísticos que integra Turistren de FGC está perfectamente vinculada a la acción estratégica de FGC en el ámbito del cuidado y la preservación del medio ambiente en torno a las explotaciones turísticas. En este sentido, uno de los principales retos con los que se trabaja desde hace años y de forma muy intensa es la lucha contra la emergencia climática.

En esta línea, FGC Turisme dispone del Plan de Acción Climática 2030 en cumplimiento de la adhesión a la Declaración de Glasgow de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en 2021, la COP26. El Plan de Acción Climática 2030 que aplica la empresa recoge los cinco ejes que la Declaración de Glasgow y considera necesarios para llevar a cabo una gestión efectiva ante el reto del cambio climático: medir, descarbonizar, regenerar, colaborar y financiar.

Una de las acciones que promueve FGC desde 2018 es el Cálculo de la Huella de Carbono en referencia a las emisiones de su actividad, que permite evaluar el estado actual para así definir acciones que permitan alcanzar una actividad más baja en carbono y aumentar la eficiencia en la lucha contra el cambio climático.

La huella de carbono es el impacto que tienen las actividades que realizamos en el medio ambiente y se expresa en toneladas de CO2 equivalente. Se calcula a partir de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas. En el caso del cremallera de Montserrat, desde 2018 se ha logrado reducir un 78% las emisiones directas de GEI, derivadas del consumo de combustibles en fuentes móviles, y un 100% las emisiones indirectas de GEI, derivadas del consumo eléctrico, la totalidad cuya procede de fuentes 100% renovables.

No menos importante es la diagnosis realizada hacia los efectos del cambio climático del Cremallera de Montserrat, donde se ha puesto de relieve su capacidad de adaptación y resiliencia, identificando los principales peligros e impactos a considerar y estableciendo una estrategia de adaptación con el horizonte 2030.

Este transporte constituye una gran opción turística sostenible para la movilidad y la conectividad entre equipamientos y activos turísticos del territorio, así como para facilitar el acceso de las personas usuarias a lugares de gran valor natural, paisajístico y cultural. Por este motivo, FGC potencia el uso de este tren vinculando su alta eficiencia ambienta y cuantifica los efectos beneficiosos sobre la atmósfera en términos de no emisiones.

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