Como manda la tradición popular “Unos tienen la fama y otros cardan la lana” y por eso muchas veces historias extraordinarias de pequeños hombres quedan escondidas tras la fachada de otras celebridades. Es el caso del Señor Jorba, el guardabarrera del paso de nivel de Montserrat entre los años 1939 y 1957, cuyo nombre quizás no os suene de nada a la mayoría de vosotros pero seguro activara la memoria de muchos si hablamos de sus perros, los personajes más famosos y queridos de Monsitrol: Ku-ki y Bo-bi.
De Joan Jorba Sans no conocemos ni la fecha ni el lugar de nacimiento, pero tenemos constancia de que trabajó como maquinista para el cremallera de Núria hasta el año 1939, en que sufrió una descarga eléctrica operando una de las máquinas y perdió su brazo izquierdo y quedo malherido del otro. A partir de entonces se traslada a Monistrol de Montserrat, donde vive su sobrina, donde se cura y ayuda a valerse por sí sola.
Con el tiempo, debido a su insistencia por volver al trabajo, la compañía de ferrocarriles permite al Señor Jorba ejercer de guardabarreras en el paso de nivel del cremallera de Montserrat. Evidentemente no va solo, se lleva con él a sus dos perros.
Ku-ki y Bo-bi siguen la tradición, iniciada muchos años antes, de saludar a los pasajeros que pasan por delante pero Joan Jorba introduce una novedad, los viste con una capa, una gorra de ferroviario y unas gafas. Cuando pasa la maquina el perro levanta las patas delanteras y la gente desde la ventana lo saluda y le tira calderilla que su amo recoge a posterior. Junto al perro siempre hay un cartel de madera donde se puede leer "Hola me llamo Bo-bi" y en la parte de atrás "Hola me llamo Ku-ki"; de este modo solo hay que cambiar la dirección dependiendo del animal que esté haciendo guarda en aquel momento. Con los años, los dos perros llegaron a ser tan famosos que incluso la marca de licores Calisay los quiso patrocinar; por eso en muchas fotografías los perros aparecen subidos en una cajita con sus eslóganes.
No hay que ser muy espabilado para deducir que 18 años, el tiempo que el Sr. Jorba estuvo en el cargo, superan la media de esperanza de vida de un perro. En la historia de en Ku-ki y en Bo-bi hay un pequeño truco; aunque los nombres fueran los mismos, cuando uno de los perros moría en Joan Jorba los relevaba por otros que iba a buscar a la perrera del Tibidabo, siempre procurando que hubiera uno de blanco y uno de negro. Nadie notaba la diferencia, no solo por el color, sino porque se esforzaba en adiestrarlos igual de bien que lo había hecho con los otros.
La vida del Sr. Jorba, guardabarrera de Montserrat, tiene un capítulo final inquietante. Después del malogrado accidente del cremallera del año 1953 y la posterior suspensión del servicio en 1957, el hombre se retira con su mujer y los dos últimos Ku-ki y Bo-bi. Una mañana del año 1982 Joan Jorba Sans se levanta temprano y sale a dar un paseo del cual no volverá nunca. Quizás se pierde por uno de los caminos o quizás se desorienta; sea como fuere, su familia lo busca durante 3 meses sin suerte ni pista alguna y, hasta el día de hoy, su desaparición sigue siendo un absoluto misterio.
Si estos días viajáis en el cremallera de Montserrat, ya no os toparéis con Ku-Ki, Bo-bi o el Señor Jorba (más allá de la interesante exposición en la estación de Monistrol – Montserrat) pero si paráis atención y sacáis la cabeza cuando pasáis por el antiguo paso de nivel veréis un platanero y dos placas conmemorativas donde podemos leer textos de Joaquim Renart y Baltasar Porcel que recuerdan a los simpáticos personajes.